“Algunas personas piensan que no soy humano. Por eso no puedo comer, no puedo tener relaciones sexuales, no puedo eructar, no puedo hacer nada realmente”.
– Klaus Nomi
Los 70s y 80s fueron décadas revolucionarias para el mundo cultural, desde el arte pictórico, musical, cinematográfico y la industria de la moda. Todo ese conjunto se ramificaba a la perfección y era el conducto esencial de objetivos estéticos, atractivos visuales, extravagancia y peculiaridad, los pensamientos eran distintos, aquellos años donde las personas transitaban libremente en búsqueda de identidad manifestando sus emociones en cualquier actividad humana de índole creativa.
La misma evolución, o revolución artística en materia musical conjugo bastantes elementos que hicieron aún más interesantes a muchas figuras del entretenimiento, y si hay alguien a quien podemos mencionar es a Klaus Nomi, un personaje cuyas ambiciones persistieron en el mundo del teatro, inundado de excentricidad, opera, pop & make-up.
Nacido el 24 de enero de 1944 en Immenstadt, Alemania, Klaus Sperber –nombre real– tuvo una efímera trayectoria, era fiel admirador de Elvis Presley, aficionado a la Ópera y lector de historias de extraterrestres de la revista ‘OMNI’, de la cual extraería su nombre. Klaus empezó componiendo e interpretando sus propias canciones muy limitadamente, a su paso, llega a la ciudad de la gran manzana en 1970 y se instala en el barrio East Village, un lugar concurrido por artistas de bastas disciplinas cuando el punk y el vanguardismo eran movimientos contraculturales; una contracultura airada entre la juventud que hacia todo lo posible para manifestar sus emociones. Dicho movimiento impuso en Klaus su propio panorama cultural que enfatiza en su obra, en donde también impregno la profundidad e inspiración de su gran referente, la cantante estadounidense de ópera, María Callas, quien proyectaba en Nomi un intenso sentimentalismo, profesionalismo y admiración.
«Vi a María Callas una vez, y siempre tuve la visión de conocerla. En Alemania, hay una costumbre en la víspera de Año Nuevo. Usted derrite cierto metal a la luz de las velas, y cuando se vuelve líquido lo vierte en agua fría. Algo muy extraño sale de esto. La idea es que lo tomes y juzgues por ti mismo lo que podría significar para ti. Esta forma se veía como dos personas enfrentadas, y por supuesto eran María y yo. Bueno, tres meses más tarde se anunció que iba a venir del pequeño pueblo donde vivía para dar un concierto. Fue perfecto, por supuesto que estuve allí. Y, por supuesto, salté al escenario y la encaré tan cerca como pensaba. Sería. Pude ver su ojo, y fue como un fuego ardiendo en mí. Casi me desmayo. Al día siguiente, fui a ver a un profesor de canto y empecé a cantar profesionalmente, y cada vez que tengo éxito en algo, en honor a ella toco uno de sus discos». Comenta Nomi.
En 1972 se viste de extraterrestre para la obra El Oro del Rhin, basada en la composición de Richard Wagner. En 1978, David McDermott lo invita a participar en la obra New Wave Vodevil, portando indumentaria futurista y peculiar maquillaje, una personificación que daría créditos a su imagen y proyección estética como artista mientras su popularidad in crescendo en la escena neoyorkina lo acercaba a celebridades como Jean-Michel Basquiat, Keith Haring, Madonna, Joey Arias y el pintor Kenny Scharf.
Uno de los momentos cumbres en la trayectoria de Klaus, fue aparecer en televisión junto a David Bowie en el programa Saturday Night Live en diciembre de 1979 interpretando el tema ‘The Man Who Sold the World’. Su participación junto a El Duque Blanco atrajo la atención de la discográfica RCA y así es como en 1981 hace su debut discográfico con el álbum homónimo Klaus Nomi y al año siguiente su segundo álbum Simple Man. En 2007 se publica Za Bakdaz, obra que dejó inconclusa y la cual sería su tercer álbum de estudio, fue editado por Heliocentric Records con algunas canciones escritas en 1979 junto a sus colaboradores George Elliot y Page Wood.
En 2004 el cineasta Andrew Horn realizó el documental The Nomi Song, trayendo su legado a épocas recientes y apareciendo en caricaturas como The Venture Bros y Phineas y Ferb. En lo musical, artistas como Olga Neuwirth y Morrissey han manifestado su gusto por la obra de Klaus, al igual que Lady Gaga en el videoclip de “Telephone” y la dupla neoyorquina Fischerspooner reinventa el estilo de Nomi para grabaciones de vídeos y presentaciones en directo.
Para muchos, Klaus fue una especie de Bowie, un símbolo de revolución sexual que traspaso la elegancia masculina, aboliendo el malestar impuesto por lo “políticamente correcto” optando una imagen andrógina que lo convertiría en referente para la industria de la moda y la diversidad. En 2009 el diseñador Jean Paul Gaultier adapta características personales de Nomi para sus atuendos de verano, lo mismo hizo la firma francesa Givenchy y el diseñador español Paco Rabanne.
Hoy Klaus Nomi forma parte de aquellos momentos irrepetibles de la historia, se convirtió en un artista de culto con suministros teatrales y de ópera, a pesar de que sus discos no tuvieron el suficiente merito que lograron después de su muerte el 6 de agosto de 1983 a consecuencia de sida, su música sigue inspirando a diferentes sectores sociales y presentándose a nuevas generaciones. Han pasado 40 años sin Klaus, coronado como artista avant-garde, para algunos fue un personaje transgresor y subversivo, pero sobre todo un artista en la extensión de la palabra, una estrella fugaz que iluminó una pequeña parte de una de las décadas más fructíferas de la musical mundial.