No hay obra que no resista a sus años, en medio de un torbellino mediático donde la música encuentra sus aristas, donde cuentan más el total de reproducciones que el propio aporte artístico de la canción. Una nueva etapa vive la música, lejana a aquel 1994 tras el lanzamiento de Re, la segunda producción discográfica de Café Tacvba. La obra cumbre del rock nacional en la década de los 90s y considerada nuevamente con en el puesto #01 por la revista RollingStone como el mejor álbum de rock latino.
Re emerge en escena en una década dura y cruda en muchos ámbitos que van desde política hasta el deporte. En 1994 se había apagado una estrella de apellido Cobain, Oasis apabullaba el hipo británico con Definitely Maybe y Caifanes daría sus últimos jalones en pleno año mundialista. En la fiebre del grunge y del rock alterativo, el cuarteto de Satelite lanza su segunda placa llena de matices y reminiscencias a la cultura latinoamericana, bordeando sus influencias en temas específicos como “El Borrego” que responde al caprichosamente al momento de ver a Ministry dos años atrás en el Lollapalooza.
Es verdad que el álbum sufrió los estragos de la prensa, la falta de codificación por parte de la industria y la lenta severidad con la que llegó hasta el día de hoy a ser tomado como una pieza importantísima para comprender el rock mexicano en aura de una revolución y resonancia autóctona. Re no busco mexicanizar el rock ni mucho menos alargar los ecos de Toncho Pilatos o Botellita de Jerez; no pretendió llegar hasta donde se encuentra el día de hoy, tampoco su productor Gustavo Santaolalla enfatizo de alguna manera en ello; sin embargo, Re es visto más como un tributo a sus influencias desperdigadas a través de las 20 canciones donde el rock es la columna vertebral, pero también se conjuga sobre ritmos norteños, funk, samba, trio, ska, punk y huapango.
El álbum se gestó en CAN-AM Studios, Devonshire Studios en Los Ángeles, California y en Cuernavaca, Morelos. Los sencillos “El Ciclón”, “La Ingrata”, “Las Flores” y “El Baile y el Salón” ocupan un lugar especial en el repertorio hispanoparlante. Para el tema “Esa Noche” querían la voz de Chavela Vargas (pero no se logró) y “El Fin de la Infancia” nace a través de la experiencia de girar con Santa Sabina por Sinaloa en 1991. A pesar de que en México el álbum no tuvo una buen a recepción al principio, en Chile “El Ciclón” fue todo un éxito así logro que Re tuviera un público latente en países como Colombia y Argentina.
Han pasado 30 años desde su lanzamiento y cada día se encuentra un nuevo detalle, un sonido que recuerda a algo, un verso o un escenario creado en el inconsciente. Rubén Albarrán —entonces llamado Cosme—, Emmanuel del Real (MEME), Joselo y Quique Rangel son los responsables de que hoy el rock mexicano tenga esa dosis folclórica, una parte de identidad que asume con responsabilidad y entrega por medio de la música, la literatura y el lenguaje. Los años posteriores de Café Tacvba son contundentes y no están sujetos a retroceder en lo absoluto.
A día de hoy se puede apreciar la evolución de la banda, los nuevos hits que han ofrecido a su público, las notables influencias que el tiempo han reafirmado en cada uno de sus componentes. el valor agregado a una banda como Cafeta es la constancia y su vigencia que los ha hecho estar al frente de la escena contemporánea en sus más de 35 años de trayectoria. Re a trascendido, se ha inoculado en el ADN nacional, es un misil envuelto en llamas que sobrevive a su propia odisea dispuesto a mostrar sus credenciales al tiempo. Es un álbum ineludible para melómanos y verdaderos amantes del rock.
