Con 1997, Alan Caballero se permite ser más honesto que nunca. Este material, formado por siete canciones y un mix alternativo, es un recorrido emocional por las heridas que deja la ansiedad, el amor no correspondido, el autoengaño y la nostalgia. No busca respuestas fáciles ni consuelos forzados: más bien, se siente como una charla íntima con uno mismo, de esas que llegan cuando el silencio pesa más que el ruido exterior.
El arranque con Aunque estoy aquí (no estoy para ti) marca desde el inicio la tónica del álbum: separarse de algo o alguien que aún importa no es sencillo, pero a veces es necesario. Luego, Western Stars le da un giro más épico a la tristeza, con arreglos inspirados en el rock alternativo noventero, guitarras distorsionadas y cuerdas que acompañan una reflexión sobre tropezar y levantarse, aun cuando uno siente que ya no puede más.
Amor amor cambia de tono con una letra más cálida y dedicada, mientras que Celebración al Autoengaño II retoma el conflicto emocional de su primer disco, enfrentando el dolor de no aceptar que todo terminó. ¿Qué puedo hacer? y Qué más quisiera abren el espacio más vulnerable del álbum: momentos de conversación interna donde el miedo, la ansiedad y las dudas se vuelven protagonistas. Y cuando llega La Verdad, el tono folk ayuda a cerrar el círculo, regresando a esa idea de que tal vez la vida nunca fue como nos la contaron, y que a veces solo queda mirar atrás para entender.

El cierre con una mezcla alternativa de ¿Qué puedo hacer? que cierra perfectamente esta nueva etapa musical de Alan Caballero. 1997 es un álbum pensado para los que alguna vez sintieron que no encajaban, que vivían con una tristeza difícil de explicar, pero aún así seguían adelante. Alan Caballero logra poner en canciones esas emociones que muchos prefieren callar, y por eso su propuesta se siente tan cercana.
