El 19 de febrero de 1980, el vocalista de AC/DC, Bon Scott, ingirió una cantidad excesiva de alcohol en un pub de Londres que le hizo perder la noción del espacio y tiempo. Por fortuna un amigo de Bon lo alojó en la parte trasera de su Renault 5 para que pasara la noche ahí. A la mañana siguiente, Scott no reaccionó al llamado, así que fue trasladado al hospital Kings College donde el personal médico lo declaró muerto con tan sólo 33 años de edad. El certificado de defunción lo calificaba como «aguda intoxicación alcohólica» y también lo clasificó como muerte accidental.
El deceso de Scott trajo desvariaos para el futuro de AC/DC a tal grado de querer separarse, pero los hermanos Angus y Malcolm Young decidieron continuar su odisea al lado de Phill Rudd en batería y Cliff Williams en el bajo. Eran los primeros meses del inicio de la década dorada del pop y la música disco; en Estados Unidos la industria catapultaba artistas a numero altos, mientras en Reino Unido el rock pretendía abarcar un semblante más autóctono y sofisticado. Por otra parte, en Australia, se fraguaba aún con luto, resentimiento y profesionalismo lo que sería uno de los álbumes más elogiados del rock universal: Back in Black.
La séptima producción discográfica de AC/DC se realizaría entre abril y mayo de 1980 y tendría a su favor eventuales obstáculos que añadirían un color disintió a su elaboración. El más importante era buscar quien llenaría los zapatos de Bon, tenían los ojos puestos en Steve Marriott, de Humble Pie, y Noddy Holder, de Slade, pero algo no cuadraba. Sin embargo y por recomendaciones del productor Robert John «Mutt» Lange, llegó Brian Johnson, integrante de Geordie, una banda que rozó la fama en Reino Unido con un estilo similar al de AC/DC. Brian los dejó impactados con el poderío de su voz en su audición. Por lo tanto, el 29 de marzo, Malcolm Young llama a Johnson para ofrecerle el trabajo y poder concretar la cuadrilla de músicos que protagonizarían las diez canciones registradas en el álbum.
Los ensayos para Back in Black se programaron por alrededor de cuatro semanas en E-Zee Alquiler Studios de Londres, pero se redujo a una semana y así es como deciden grabar en los Compass Point Studios en la cálida isla de Nassau, en las Bahamas. A pesar de la indisponibilidad de estudios en Reino Unido, el proceso de grabación no se vio afectado en su mayoría, sólo algunas las complicaciones para trasladar equipo y en ocasiones el clima no estaba a favor de la banda.
El productor Mutt Lange fue pieza clave, agregó los ingredientes esenciales para cada sesión, aprovechando la energética voz de Johnson mezclada con los riffs de «Shoot to Thrill» y «You Shook Me All Night Long». Por su parte «Hells Bells» es el tema que abre el decálogo del álbum, el característico sonido de las campanas se añadió cuando estaban por finalizar, la banda acordó llamar al gerente Ian Jeffery para poner en marcha la búsqueda de alguna, tomando en cuenta la demora sugirió utilizar las campanas de una iglesia cercana, las cuales no fueron suficientes debido al ruido de las aves que merodeaba el lugar.
Durante el proceso, Johnson sentía la presión de estar con una banda que se encontraba en los reflectores y ya con seis álbumes publicados, para él era apenas el inicio en carreteras infernales. Pero a regañadientes los resultados tuvieron sus frutos y tras finalizar la grabación, viajaron directamente a los estudios Electric Lady de Nueva York para concluir las mezclas.
Back in Black se publicó el 25 de julio de 1980, a tan solo cinco meses de la muerte de Scott, por lo que este disco se toma como un homenaje, tanto en su portada como en los pocos colores que se muestran en su diseño de aspecto fúnebre. Los hermanos Young contemplaban un panorama incierto para AC/DC, pero las dudas pronto se disiparían con el inmediato éxito comercial que Back in Black estaba generando, sumando a esto la gira que realizaron durante todo un año.
Pronto, los australianos alcanzaron en el número uno en la lista de álbumes británicos y llegando al número cuatro en las listas estadounidenses. El éxito del álbum posicionó a AC/DC detrás de The Beatles, como la segunda banda en tener cuatro álbumes de forma simultánea en el British Top 100.
En 1980, la revista Rolling Stone calificó el álbum como «el ápice del arte de metales pesados. El primer LP, desde Led Zeppelin II, que captura toda la sangre, sudor y la arrogancia del género». Hasta el guitarrista de Guns N’ Roses, Slash, dijo: “Back In Black salvó al rock and roll. AC/DC fue siempre una gran banda, auténtica, pero el milagro de verdad fue Back In Black. Todos echábamos de menos a Bon Scott, pero le dejamos marchar y, a la vez, le dimos la bienvenida a Brian”. También la mala critica tuvo lugar teniendo como argumentado que se trataba de un disco lleno de referencia sexuales y satíricas, aludiendo a la muerte, las drogas y el alcohol.
Las ventas mundiales de Back in Black ascienden a más de 50 millones de copias, siendo el segundo álbum más vendido en la historia después de Thriller de Michael Jackson. Esto hizo a los australianos acreedores de discos de platino y diamante en Estados Unidos y Canadá. En 1989, obtuvo el puesto 26 de la revista Rolling Stone en la lista de los 100 mejores álbumes de los años ochenta y en 2003 la misma revista le dio el lugar 77 en la lista de Los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.
A 40 años de su publicación, Back In Black sigue siendo un álbum referente para el heavy metal y hard rock, una delgada línea que divide la música y crea el mito de sus protagonistas. Se trata de la obra maestra persuadida por la muerte y la euforia que predomina desde las quince campanadas del arranque de Hells Bells. A partir de allí todo es rock and roll: Shoot To Thrill, What Do You Do for Money Honey, Given The Dog a Bone, Let Me Put My Love Into You, Back in Black, You Shook Me All Nigh Long, Have a Drink on Me, Shake a Leg… Hasta concluir con Rock and Roll Ain’t Noise Pollution.