La Favi lanza Adicta, un álbum para bailar en el borde del abismo

Escrito por: Natalia García

En un mundo al borde del colapso, La Favi canta para sobrevivir. Su nuevo álbum, Adicta, no es solo una colección de canciones: es un acto de resistencia emocional. Desde San Francisco y con el corazón en fuego, la artista convierte la pista de baile en un refugio íntimo donde se cruzan el deseo, el duelo, la adicción y la esperanza.

“La adicción es intentar escapar del dolor”, dice La Favi. Y esa frase lo define todo. Porque Adicta es su trabajo más crudo y personal hasta la fecha: un retrato sonoro construido desde los márgenes del pop hispanoparlante en la West Coast, con una California rota como escenario y la vulnerabilidad como motor.

Desde el primer track, Ashes, el disco nos sitúa en ese frágil límite entre belleza y derrumbe. El tema central, Adicta, es un corrido tumbado producido junto a MONVCO, que reimagina el género desde una mirada femenina y honesta. En él, La Favi narra una historia de amor y adicción ambientada en el Norte de California, sin caer en clichés, pero sin suavizar la verdad.

A lo largo del álbum, la adicción aparece como una metáfora poderosa: ya sea emocional, sensorial o existencial, refleja esa constante búsqueda de alivio, esa lucha entre aferrarse al dolor o enfrentarlo.

“No quiero romantizarlo, pero tampoco voy a vivirlo en silencio”, afirma. Adicta habla para quienes han sentido que no hay salida. “Cree en ti. Vas a tener que sentir todo. Pero vas a poder.”

El disco fue editado por el sello parisino Promesses, con una producción que cruza el Atlántico y derriba géneros: beats de club, texturas de rap, atmósferas industriales y momentos etéreos. Participan productores de la escena europea como Brodinski, Merlin Modulaw, rosaliedu38, Maoupa Mazzocchetti y Glass, además de artistas clave del underground mexicano como KALIFRN y Foudeqush, miembros del sello Finesse Records. MONVCO funge como productor ejecutivo del álbum.

La Favi es una voz que escapa a cualquier molde. Vive entre idiomas, ritmos y geografías. Su música también. Adicta es la prueba de que desde el fondo también se puede bailar. Y a veces, solo bailando, se sobrevive.